large collaborative paint collage laying on the tan floor

más sobre esta práctica

Vivimos nuestra vida cotidiana a través de nuestros sentidos, nuestro sistema nervioso y nuestro cuerpo, y las artes nos ofrecen una vía de expresión y conexión con nosotros mismos y con los demás. Durante este proceso creativo podemos encontrar regulación y equilibrio en nuestros sistemas -cuerpo físico, emociones, pensamientos y espíritu- y descubrir recursos que nos permitan transformar nuestras respuestas y observaciones que sean diferentes a lo que hemos estado haciendo toda la vidad, que muchas veces son patrones creados por momentos traumáticos en nuestras vidas. Con este proceso de las artes expresivas construimos herramientas para nuestra propia dignidad, pertenencia y plenitud.

El proceso terapéutico de las artes expresivas no es nuevo en nuestras comunidades. Expresiones artísticas como el movimiento, la pintura, el canto, la música, la poesía, los rituales y otras, han estado presentes en nuestras vidas durante siglos para dar sentido al mundo que nos rodea, para celebrar,  para llorar, y expresar lo que sienten nuestros cuerpos, mentes, y almas.

Durante una sesión de artes expresivas empezamos en el cuerpo, conectándonos con el momento presente, y luego continuamos observando y respondiendo con movimiento -movimiento natural y espontáneo- y pasamos a la creación de arte tangible (visual, escultura, música, escritura, etc.), para luego llegar a la reflexión, nuestra propia reflexión personal y la reflexión comunitaria, y luego el ciclo vuelve a empezar siempre que sea necesario.

ukulele resting ontop of abstract watercolor drawing, and leaning agains a water stick. A washboard is standing next to them

El trabajo terapéutico de las artes expresivas está arraigado en la sabiduría y el trabajo colectivo de las comunidades negras e indígenas y sus descendientes de todo el mundo, donde estas prácticas no son únicamente la responsabilidad individual para el autocuidado y la sanación, sino es una práctica con responsabilidad colectiva. Creo que este proceso creativo de sanación puede ayudarnos a todos a abordar los retos sistemáticos difíciles de nuestras sociedades, las luchas internas de las dinámicas familiares, y a nuestro propio autocuidado.

Mi compromiso personal como facilitadora y testigo de este proceso terapéutico consiste en trabajar con individuos, familias y grupos para reconectarnos con nosotros mismos y con los demás, así como con el entorno en el que vivimos, con el fin de parar patrones y prácticas perjudiciales, tanto internamente como en las estructuras sociales que nos rodean, y encontrar alternativas de cómo vivir nuestras vidas.